Para los que trabajamos en la noche de Madrid, tanto pinchadiscos, camareros, como RRPP y fotógrafos, cada vez que llega el verano nos echamos a temblar. Son los meses en los que siempre se hace
Para los que trabajamos en la noche de Madrid, tanto pinchadiscos, camareros, como RRPP y fotógrafos, cada vez que llega el verano nos echamos a temblar. Son los meses en los que siempre se hace balance de la temporada que acaba, de expectativas, de gastos y beneficios. Con 40º a la sombra y todo el público fuera de la capital entre vacaciones y festivales, es el momento para aprovechar en obras o plantearse bajar la persiana de cierre. Y ese momento ha llegado para una de las sesiones que considero mi casa: Zoológico Club.
Para la mayoría de mis seguidores, más hacia el ala dura del indie o el rock, la noticia pasará desapercibida. Y para el público más EDM que los últimos meses ha tenido la desagradable casualidad de encontrarme a primera hora pinchando estilos que desconocen o que no esperaban, descubrirán en esta pequeña entrada qué pintaba yo en el mismo escenario que sus cabezas de cartel favoritos. Que conste que no entraré en rumorologías ni razones por las que la sesión cierra, de hecho las desconozco, sino más bien en mi experiencia personal subido en ese escenario, interrumpidamente, desde el año 2011.
Y antes de hablar de Zoológico, hay que mencionar a Yes We Dance. Fue una sesión multidisciplinar que se realizó de 2009 a 2011 en las dos salas Pirandello, hermanas pequeñas de la Marco Aldany, ideada y organizada por los enormes Kill The Hipsters y Enjoy Madrid en la que sonaba desde el indie más contemporáneo a sonidos poco pinchados por aquel entonces en Madrid como Nu Disco, New Rave o el electro francés de más rabiosa actualidad, todo aquello mezclado con las mayores marcianadas y macarradas que se nos podía ocurrir pinchar (recuerdo muy gratamente a la sala entregadísima con cosas como No hagas el indio, haz el Cherokee o Run to the Hills de Iron Maiden en la misma sesión). Allí yo pinchaba varias veces al mes y compartí cartel con gente de bandas como The Libertines, The Fratellis… pero también con compañeros habituales como los propios Kill The Hipsters, Radiokerman, Radiocontrol o Santi Araña. También había lugar para descubrir otros DJs, internacionales como Loo & Placido o Make The Girl Dance y estatales como Kimberly i Clark o Hal9000, que cambiaron mi forma de aproximarme a este mundo de poner canciones. El público era increíble y variado, la diferencia de estilos entre los DJs era a veces muy grande y a nadie le importaba, dándolo todo de principio a fin. Entonces llega ese verano del que hablaba al principio de la entrada, y Pablo (Kill The Hipsters) me comenta que tiene que hablar conmigo para contarme algo. Como Pablo es una persona seria para los negocios me temí lo peor, pero en seguida me dijo que no me preocupara, que eran buenas noticias. Los jefes y organizadores habían estado hablando sobre dar el salto a la sala Heineken (para mí seguía siendo la sala Arena), incluso ya habíamos organizado un día Yes We Dance allí, en el que hice warm up a la actuación de Uffie en su momento más alto de fama. Así que en julio de 2011 la fiesta se cogió vacaciones mientras ellos programaban para la nueva temporada en la sala Heineken.
Y así, en septiembre de 2011, comenzaba Zoológico Club, con muchas ilusiones y también con temor a saber qué tal iba a funcionar el concepto Yes We Dance en una sala tan grande que anteriormente se había caracterizado por llevar sesiones más duras de techno, house… para otro tipo de gente que no tenía nada que ver con el proyecto más actual que se llevaba entre manos. Para nosotros era una gozada, sobre todo para los que veníamos de la Malasaña de entonces, de pequeños y oscuros (y maravillosos) antros de rock and roll y nos encontrábamos subidos en un escenario, con un sistema brutal de luces y sonido, camerino; pinchando para nuevas generaciones que se sumaban al antiguo público que nos seguía desde Yes We Dance. La línea era la misma y antológicos eran aquellos cierres de sesión, a veces con hasta cuatro DJs amigos pinchando mano a mano todo tipo de locuras con la sala entregadísima. También a lo largo de esa primera temporada nos dimos cuenta de que se sumó fiesta tras fiesta un tipo de generación a la que no estábamos acostumbrados porque no formaban parte de nuestro día a día y se nos escapaban por edad. Gorras planas, camisetas de baloncesto y una mayor querencia por lo que entonces se conocía como electro. En aquella temporada, aparte de los que éramos de la casa, se programaron DJs muy potentes como Mylo, Crookers, Totally Enormous Extinct Dinosaurs, Dada Life, Steve Aoki o Felix Da Housecat y conocimos a otros que se harían habituales e imprescindibles como The River, Gomad&Monster o Beatmass. Con el éxito de la propuesta se pasó de sólo los sábados a los dos días del fin de semana e incluso se implementaron nuevas ideas como la Paint Glow o la máquina de nieve más grande de Europa (sic). Hacia el mes de agosto, Kill The Hipsters, fundadores e ideólogos, salen del proyecto por diferencias con la organización habituales en cualquier empresa y la mayor parte de los que veníamos de Yes We Dance nos desvinculamos del proyecto en solidaridad, aun así la organización siempre mantuvo las puertas abiertas muy amablemente para nosotros. En esto la sala continúa sin nosotros su programación de manera muy exitosa, centrándose más en los géneros de electrónica que estaban funcionando entre la gente más joven como el dubstep o el recién llegado EDM que absorbió una gran variedad de géneros. Así, de la mano de DJs con un background muy diferente enfocados en la electrónica como Sandro, Evangelos o Subshock se expanden por más ciudades y festivales, colocándose como uno de los principales clubs del género en España. Un par de temporadas más tarde, los organizadores se ponen en contacto conmigo y vuelvo a la familia Zoológico, esta vez para encargarme de los warm up de rock e indie en noches como la de New World Sound o Juicy M. El público de la sala, ya aficionado exclusivamente a la electrónica no se muestra muy apegado a las guitarras, pero siempre recibo un gran apoyo por parte de los trabajadores, origanizadores, RRPP y parte del público. Este sábado 18 de julio, estaré haciendo warm up rockero por última vez en la primera de las dos despedidas que hay programadas en Zoológico Club.
Sólo me queda agradecer el trato recibido a organizadores, RRPP, demás DJs y todos los trabajadores de la fiesta, y decir que aunque esta etapa acabe, nos quedan muchas más etapas en las que seguir trabajando juntos por hacer que la gente disfrute y disfrutar nosotros al mismo tiempo. ¡Viva el reino animal!
Muy grande Tony, debo reconocer que casi siempre que he ido a Zoológico tenía más ganas de escucharte pinchar a ti que al «cabeza de cartel» de turno, a ver si puedo pasarme por la despedida. Un abrazo y suerte en lo venidero.